La editorial estadunidense DC Comics apostó por traer al
siglo XXI, en forma de historieta, caricaturas clásicas del estudio Hanna-Barbera
creadas hace medio siglo. El resultado es divertido, y al menos incitador al escándalo
para puristas que no aceptan el cambio y la puesta al día de los personajes
clásicos.
La primera entrega de esta aventura editorial que DC puso a la venta hace
poco menos de un mes fue Future Quest, una aventura que reúne a los héroes de
acción Johnny Quest, El Fantasma del Espacio, Birdman, el Trío Galaxia, Los
Herculoides y Los Imposibles. Escrita por Jeff Parker (guionista de las series Shazam!, Aquaman y Batman ‘66) y
dibujada por Evan Doc Shaner (Flash
Gordon), la serie presenta peripecias a través del tiempo y el espacio. Da
algo más de profundidad a los personajes de lo que se ve en las caricaturas,
pero de ahí en fuera, no es la gran cosa.
Los grandes cambios vinieron con Scooby-Doo Apocalypse, realizado a
partir de diseños de Jim Lee, quien en la década de 1990 revitalizó a los X-Men
y hoy es poco menos que un gurú de los cómics publicados por DC. Scooby,
Shaggy, Velma, Fred y Daphne ya no son adolescentes con ínfulas de detectives,
sino un grupo de aventureros que sin querer comienza una guerra contra una
multinacional que realiza experimentos genéticos que puede desatar un
apocalipsis de mutantes.
Scooby es un gran danés
manipulado genéticamente y con accesorios tecnológicos fusionados a su cuerpo
que le permiten comunicarse más y mejor que un perro normal. Shaggy ya no es un
hippie con apariencia y actitudes de consumidor de mariguana, sino un
científico hípster; Velma es un genio tecnológico incomprendido; Daphne es una
periodista en busca de rating para su programa de investigación y Fred, su
arrogante y medio menso camarógrafo.
Con guion de Keith Giffen y JM DeMatteis
(Legión de Superhéroes, Liga de la
Justicia Internacional), ilustrado por Howard Porter (Batman Beyond, Justice League 3000), los cambios no dan lugar para
el humor que podría esperarse de la serie, que en su forma original era ante
todo de aventuras cómicas. Aquí el humor se queda en el asiento de atrás, dando
sitio a la seriedad que implica una amenaza de alcance mundial.
A continuación DC presentó Wacky Raceland, una puesta al día de la
hilarante caricatura Los autos locos.
En el original, un grupo de pilotos competían por un premio… sin más motivación
que ganar el premio y ya. Ahora, quien gane las carreras podrá salir del páramo
estéril en que se ha convertido la Tierra en el futuro, y llegar a un mítico
sitio de abundancia y prosperidad.
Wacky Raceland presenta a
Penélope Glamour, Pierre Nodoyuna, a Los Hermanos Macana y al resto de los corredores
locos sobre poderosos autos… máquinas autoconscientes, que hablan y tienen
personalidades, diseñadas nada menos que por Mark Sexton, quien colaboró en Mad Max: Furia en el camino. Penélope ya
no es una damisela en desgracia, sino una cojonuda jovencita que puede
sobrevivir por sí misma, y la Pandilla del Hormiguero, suerte de siete enanitos
disfrazados de gángsters del Chicago de los 30s, son enanos mutantes de
instintos asesinos.
Pierre Nodoyuna aún tiene a su
perro Patán (aquí con implantes biotecnológicos) y a su potente Súper Ferrari…
y aún no logra ganar carreras ni con sus marranadas en la pista. La serie es
escrita por Ken Pontac, quien ha colaborado lo mismo para programas infantiles
como Lazy Town, que en la
horripilante y divertidísima Happy Tree
Friends (animalitos que terminan en sus caricaturas eviscerados y/o hechos
pedacitos), mientras que los dibujos son del argentino Leonardo Manco (Hellblazer).
Y al final, DC dejó a su Joya de la Corona, Los Picapiedra.
El guionista Mark Russell (Prez) y el dibujante Steve Pugh (Blade, Rogue Trooper) presentan a Pedro
Picapiedra, su esposa Vilma, su compadre Pablo Mármol y a la esposita de éste,
Beti, en una ciudad de Piedradura con tecnología basada en rocas y bichos
prehistóricos, que incluyen adelantos como el cuernófono celular. Pedro es un asalariado
con la obsesión de subir de nivel económico y social, incluso si eso implica
abusar de cromagnones de pocas luces y gran poder físico, obligado por el
implacable industrial Señor Rajuela. Las grúas impulsadas por el poder
dinosaurios, los troncomóviles, todos los detalles están ahí puestos al día.
Vilma no se conforma con ser ama de casa y busca desarrollarse como mujer y artista
en ciernes, y la serie se da el lujo de ofrecer una crítica a la sociedad
gringa actual, con todo y Pedro y Pablo como veteranos de guerra con
remordimientos y dudas sobre sí mismos y sus acciones.
DC no parece obsesionada con destruir
a los clásicos, sino actualizarlos para el público del siglo XXI. Ya si lo
logra o no, eso lo decides tú.
Todas
las imágenes son propiedad de DC Comics
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