Hoy ya no se hacen cuentos como los que leía tu
papá.
La
Familia Burrón
de Gabriel Vargas, escaparate de las actitudes, los usos y costumbres urbanas mexicanas
del siglo XX, son hoy un documento más que un espejo vivo, sobre todo porque
doña Borola y su familia no llegaron a vivir la revolución tecnológica actual.
Vaya, en sus historietas no se conocen siquiera las videocaseteras, ya no
digamos los teléfonos celulares.
Los imperios que constituyeron Grupo
Editorial Vid y EJEA desaparecieron y las escisiones surgidas de esta última empresa,
las editoriales Mango y Toukán, están muy lejos de las glorias que disfrutaron.
Vid no supo manejar, actualizar y mantener en
el gusto del público sus geniales productos familiares, las historias que crearon
para la revista Lágrimas y risas la
guionista Yolanda Vargas Dulché y su dibujante de cabecera, Antonio Gutiérrez,
la mancuerna máxima del cómic nacional. Memín Pinguín, de Vargas Dulché e
ilustrado por Sixto Valencia, es aún querido pero sin el escaparate que merece.
Y a pesar de haber sido vanguardia en la
reproducción de cómics extranjeros entre el fin del siglo XX y principios del
XXI, Vid no fue capaz de administrarlos y el nicho quedó en manos de Televisa,
que hoy edita versiones en español de los cuentos de superhéroes de Marvel y
DC.
En buena hora todavía tenemos mucha y muy
buena historieta mexicana.
Sin embargo, al no estar más en los puestos
de periódicos, los cómics nacionales no están a la mano de sus lectores
potenciales. Hay que buscarlos en librerías, tiendas especializadas y por parte
de sus mismos autores, así como en convenciones y eventos culturales.
La escena comiquera nacional incluye lo mismo
el amable, desmadroso trabajo del chilango Juanele, que las
historietas ilustradas al estilo japonés producidas en Chihuahua por el
colectivo Monos de acción. Va de las aventuras épicas
de la mexiquense Corteza Editorial
–que entre otras series ofrece a las irreverentes, cabronas Fairy Bitches– a la obra
de los clásicos Luis Fernando y Ahumada que Editorial Resistencia presenta junto con los cómics del joven, comprometido Augusto Mora.
Por si fuera poco, una nueva generación surge
en la Ciudad de México de la mano de Edgar Clément (Operación Bolívar), quien entrena a nuevos talentos, entre ellos Motzaqui (Memelito Guerrero) y Cuavia
(Civil regulation).
En Monterrey, Nuevo León, Central Fixion
se convierte a paso firme en un centro cultural con la historieta como pivote.
Encabezado por Mudo Martínez (Arsenal), el cineasta y entusiasta de la
historieta Carlos García Campillo, Dono Sánchez (Turbo Desafiante), Sergio Hernández (Rockers) y Rojo Caballeromenti, el lugar es una afortunada mezcla
de institución educativa –continuamente ofrece talleres para crear historieta—,
tienda de cómics, cafetería y cineclub. Además, con su sello Fixión Narradores ha publicado Turbo Desafiante, Nómadas del Yermo y Ultrapato, creaciones éstas de Raúl
Treviño y Edgar Delgado.
En tanto, el talento mexicano se exporta. La
lista de ilustradores que publican en Estados Unidos y Europa aumenta; nuevos
talentos se unen continuamente a Humberto Ramos (Spider-Man), Gerardo Sandoval,
Paco Medina, Carlo Barberi (Marvel), Oscar Bazaldúa (Evil Dead) y Sebastian Bachan
Carrillo (BOOM! Studios).
Las mujeres son aún minoría en la historieta,
lo que no les resta genialidad. Adalisa Zárate
hace Travelling Seers, la primera
historieta mexicana con ambiente de béisbol; Alejandra Elena Gámez realiza The mountain with teeth,
y Jimena Sánchez realiza Monitos Bonitos.
Mientras, los escritores Ricardo Llarena y Abraham
Martínez dirigen a la Ciencia Ficción mexicana, rodeados de autores no sólo
nacionales, sino latinoamericanos en general.
Y Momentum Comics presenta en
la red una amplia variedad de historietas, como Crónicas de Fátima
y Black Bones,
realizadas por Jorge Break, y Vigilantes,
de Elisabetta Di y Raúl Valdés, a su vez creador de Living with Shine! junto
con Oscar Amador.
Todo ello es documentado por la revista Comikaze, que dirige el
incansable Jorge Tovalín y que presenta en su edición más reciente una linda,
impresionante portada en tercera dimensión realizada por el yucateco Fernando
Peniche.
El cómic mexicano está bien y vivo, esperando
a sus lectores, por lo general primero en versiones digitales y posteriormente
impresas. Búscalos. Te aseguro que te divertirás.
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