El Hombre Murciélago Vs. El Último Hijo de Kripton.
El hombre contra dios.
El poder del individuo contra la
representación del poder político, económico y social.
La película de Batman Vs. Superman pudo haber sido
muchas cosas.
Pudo haber sido el sueño hecho
realidad de aficionados a la historieta, viejos y nuevos. Pudo haber sido un
festín para quienes conocieron de niños al Batman de la tele, el Adam West que
repartía consejitos mientras se abarataba a traviesos, coloridos villanos como
un Guasón que se maquillaba de blanco su bigote; para quienes supieron que un
hombre podía volar del lado de un afable, paternal Christopher Reeve.
Batman Vs. Superman pudo haber sido una película infantil, amable, colorida.
La productora Warner Bros. y sus ejecutivos prefirieron tomar la dirección
opuesta, presentaron un universo atosigante, en el que la esperanza es apenas
poco más de una palabra sin sentido. Nada es gentil, no puedes confiar en
nadie, en esta distopia los caramelos pueden estar envenenados y las sonrisas
provienen de joder al prójimo antes de que éste nos agandalle.
Tradicionalmente y hasta mediados
de la década de 1980, la editorial DC Comics presentó historietas con
personajes simples, hasta maniqueos, sin matices. Entonces llegó Batman: The Dark Knight Returns (Batman: el
regreso del caballero nocturno) de Frank Miller. El Hombre Murciélago debía
enfrentarse a sí mismo, a la sociedad y al gobierno para salvar a su universo. BVsS le debe tanto a BTDK, que incluso su escena principal
con la pelea entre Bats y Chupermam está inspirada en esta obra maestra que se
halla a punto de cumplir 30 años.
También en 1986, Alan Moore y
Dave Gibbons presentaron Watchmen (Los
Vigilantes que Zack Snyder, director de BVsS,
llevó a la pantalla grande en 2009). Y
los cómics adquirieron la mayoría de edad. Moore y Gibbons no dejaron piedra
sin voltear, analizaron y desmenuzaron al género de superhéroes en específico y
a la historieta en general a tal grado que ésta ya no podía ser la misma.
Entonces la historieta gringa se
vio poblada de personajes casi amorales y/o fascistas, el humor era simplón
salvo cuando todo era desmadre, desde Las Tortugas Ninja originales en blanco y
negro de Kevin Eastman y Peter Laird hasta los superhéroes alivianados de JM
DeMatteis ilustrados por Kevin McGuire, pasando por el Bone de Jeff Smith.
BVsS se disfruta cuando se le mira como la propia bestia de los
autores y ejecutivos, inspirada, basada, pero que no necesariamente refleja a
sus protagonistas como se les conocieron anteriormente. Si se olvida al Batman
panzón de la tele, a los batmanes del cine de Michael Keaton y Christian Bale,
a los supermanes de Reeve, Brandon Reuth e incluso a la nueva Supergirl que se
echa sus carreras con un Flash güerito (y se acepta al Flash de BVsS), si se ejerce una suerte de
esquizofrenia literaria, cinéfila y comiquera, BVsS es divertida, palomera, disfrutable e incluso olvidable por su
aparente intrascendencia.
Pero Warner Bros. lo último que
quiere es que uno se olvide de Batman y Superman. Quiere seguir vendiendo
refrescos, juguetes, ropa, botanas con la imagen de los héroes que ya no saben
si salvan a la humanidad, a sí mismos o a sus licenciatarios. Por eso deja la
película en obvia continuación, con la invitación a regresar al cine armado de
palomitas y refrescos, a desconectar el cerebro y clavarse en los trancazos.
BVsS divierte sin más pretensiones que continuar con el espectáculo,
sentar las bases para un universo en el que entidades superpoderosas se juegan
los destinos de mundos –Warner Bros. pretendió hacer con una película lo que a
Marvel/Disney le tomó varias cintas con su universo de hombres de hierro y
capitanes américas—, nunca buscó hacer arte, conmover y trascender.
En ese sentido, BVsS al momento ha cumplido con sus
metas: al redactar estos renglones, se reportaba que entre el 25 y el 27 de
marzo, el filme había recaudado 170.1 millones de dólares en taquilla sólo en
Estados Unidos, y 254 millones fuera de ese país, lo que representó romper
diversas marcas, entre ellas ser la película de estreno fuera de verano más
exitoso de la historia, el más grande estreno en temporada de Pascua, la cinta
de mayor éxito basada en cómics de DC, y el estreno más exitoso para Warner
desde Harry Potter y las reliquias de la
muerte Parte 2 (2011).
Las
imágenes presentadas son propiedad de Warner Bros.